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Mostrando las entradas de diciembre, 2012

¿Ya tenés brevet?

Empezó con una simple pregunta. Me encontré con Hernán en el casamiento de mi primo y cruzamos unas breves palabras sobre el curso de navegación que habíamos hecho. Un rato después, mi prima me dijo de salir a navegar el domingo y dije que sí sin dudarlo. Las peripecias de cómo entré al club las omito ya que no vienen al caso. Fue así como aquel domingo me encontré en mi primera salida a navegar no como alumno, sino como timonel (es decir, si pasaba algo era mi culpa). Hicimos todo el papeleo, verificamos que hubieran todos los elementos de seguridad necesarios y a la una estábamos saliendo del puerto en el Avan 660. O intentando, ya que no teníamos motor y en el canal no hay mucho viento. Todo iba muy bien: teníamos viento, sol y pocas olas. Cali, Cacu y Jose tomaban sol en popa y proa mientras Hernán y yo nos encargábamos de mantener el rumbo. Se nos pasó la hora de comer y decidimos hacer la maniobra de capa para que el barco se quede quieto. Muy fácil. Las chicas se tirar

Lluve, ¿por qué?

En su cuartel oculto en el puerto de Buenos Aires, el Dr Asfalto Pueyrredón trabaja continuamente en su largo proyecto. Pero... ¿quién es el Dr. Asfalto Pueyrredón? Ya no es recordado, sus amigos y familiares decidieron olvidarlo, la policía ya lo da por muerto y la sociedad lo desconoce.  El Dr. Años pasaron de su último golpe contra el mundo. Su sueño de megalomanía no paró de crecer, se cree un Heliogábalo del siglo XX. Financia sus proyectos con patentes a través de empresas fantasmas, podría retirarse y descansar, pero sigue escondido en su laboratorio trabajando. Esta vez, cerca de nuevos resultados, manipula químicos muy inestables. Hace tres días que no duerme y su deseo de cada vez más lo mantiene en vigilia. Luego de haber liberado gases sobre la atmósfera la ciudad de Buenos Aires se transformó en un invernadero: un lugar de mucho calor y mucha humedad. Llegó el 6 de diciembre y asomándose el amanecer de un cuarto día de trabajo su cuerpo no puede más, su coor

Diálogos

Ayer a la noche volviendo en tren con un amigo salió este diálogo de la nada. -¿Laburás el 8? -No, tengo franco -Ah qué bueno, ¿y el 24? -Si, ni me digas. 24 y 25. -Uh, y no lo podés cambiar? -no... todos los años me hacen lo mismo. -Malísimo, tendría que ser por sorteo. ¿El 31 también? -Si, pero el 4 lo tengo libre. -Ah y Reyes lo pasás en casa. -Si, ahí me puse firme. -¿Y estás solo? -No, hay otros más. Me llevo un tupper de vitel tone y comprtimos un rato. -Son buena gente no? --Si... la pasamos bien. -Ah que bueno, y llevate un poco de pan dulce. -Si, llevo un poco sidra en un termo para festejar. -¿Tu mujer sabe que no vas a estar? -No, me mata, no sé cómo decirselo... -Fijate bien, no tardes mucho que va a ser peor. Hasta ahí llegamos, subió gente al tren y se cortó el delirio. Tal vez a usted, ávido lector, no le parezca gracioso ni encuentre de manera alguna grato este texto, pero eso, mi querido interpretador, es algo que a mí me chupa un huevo.