Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando las entradas de abril, 2011

Marx, Sarmiento y los Rolling Stones

Me decía un amigo de la facultad que cierta profesora de teoría social se quejaba, o mas bien, reprochaba a la universidad el hecho de que hubiera estatuas como las de Santo Tomás de Aquino y no de otros grandes pensadores. Ponía como ejemplo a Marx. Decía que podría hacerse una estatua en honor a él. Pero no por sus ideas sino por lo que fue, un gran pensador. Ya se, no tiene nada que ver pero bueno, algo había que poner. Discrepo. Si tuviéramos que hacer estatuas a todos los grandes pensadores habría que hacerle una estatua a Hitler ya que el chabón tenía ideas, peeero eran ideas... estemm polémicas. Entonces no podemos andar estatuando por ahí. Las estatuas, creo yo, se hacen o deberían hacerse en honor a gente digna de ser admirada y/o que hayan hecho una importante contribución a la cultura o humanidad. El otro chiste de la sociedad es Sarmiento, el careta xenófobo pelado botón. No sé de donde sacaron plata o ganas para hacerlo prócer. No sé, es lo que a mí me parece y lo digo c

No me gusta hoy

No soy un seguidor, pero admito que cada tanto me cuelgo con Gourmet en algún que otro zapping. A veces está Mallmann y me quedo viendo porque suele hacer cosas a la parrilla que pueden ser asquerosas pero tienen una pinta increíble. Sin embargo hay algo que me llama la atención, además de decir estupideces constantes haciéndose el poeta, me di cuenta que siempre cocina cuando hace frió. No sé que piensa, pero pareciera gustarle eso de cocinar y comer al aire libre en el medio de la nada con 3° bajo cero y con la comida que se enfría al toque. Hacelo en la Patagonia, andá ahí a donde vas en la meseta esa, comete el asadito; pero hacelo en verano un día lindo. El último que vi parecía que estaba a punto de nevar. Mientras escribo lo que estás leyendo para que parezca que hago algo, sufro. Sufro este lunes maldito. Son las 10:25 y es otra clase más de planificación de rrpp inservible en la que la profesora nos dicta cosas que no sirven y que se parecen a una clase de administración más

La jubilación de Juan

Lo conocí hacia el final de su laburo, solía llevarme a casa cada tanto. Llevaba 25 años haciendo lo mismo. Estaba cansado ya, pero lo hacía bien. No bueno... el chabón la hizo bien: se compró un tacho y apostó a vivir de eso. Pero posta. El pibe se la pasaba arriba, se laburó la vida. Quería jubilarse joven y para eso necesitaba hacer guita. Mucha guita. Decidió no alquilar, estaba caro. Y la cochera también, carísimo. No le quedaba otra más que quedarse en el auto. Tenía un Renault, no me acuerdo el modelo. Era un poco viejo pero andaba bien. Laburaba entre 16 y 20 horas por día, necesitaba un rato para bañarse y comer algo. Por suerte tenía al cuñado que lo bancaba para eso a cambio de unos mangos (el cuñado andaba medio corto de guita). Después se subía al auto y seguía. Así es como sacaba la plata, era una máquina. Todos los días, 7 días a la semana. Descansaba un día cada dos o tres meses, que coincidía con algún paro, feriado que la gente no usaba taxi o algo así. Está bien, el

¿Extinción u holocausto?

Cientos de años atrás, existía una pequeña población belga de unos cien individuos. Estos, si bien eran un pueblo pacífico, vivían bajo el temor y la desesperanza de la alquimia, cuyo accionar estaba en manos de un hombre que solía ser monje, su codicia lo había llevado a la expulsión de la orden. En esta pequeña población, solo había una mujer y era joven. No se sabe cómo surgieron los demás, tal vez, porque ni ellos mismos se lo preguntaban. El anciano sabio, que se distinguía por su barba blanca, jamás mencionó este hecho, lo que hace dudar sobre su vasta sapiencia. Vivían bajo cierta tranquilidad al saber que su enemigo no podría encontrar jamás su poblado puesto que bien escondidos estaban en el bosque. Sin embargo todos perecieron en algún momento. ¿Cuál es la respuesta a esto? Quizás debamos aplicar la navaja de Ockham . Estando escondidos perecieron por el hambre o alguna enfermedad en el bosque al no poder salir jamás de allí. Tal vez, el que haya una mujer no aseguraba la esp

Ombudsman, ein weiteres kapitel

El Ombudsman, Runoya como lo llaman en otras tierras, Mandala en oriente, trabaja. Trabaja a pesar de los golpes que recibe de abajo. El Ombudsman tal vez no pueda todo, pero intenta sembrar ese camino aunque no florezca. He aquí que nos encontramos distanciados en tiempo de aquel 27 de diciembre, en que ocurrió la primera anécdota conocida del Ombudsman. Un hecho que ha quedado sin resolver, puesto que ni el Ombudsman ni Dee han sabido de Maxi desde aquel día. Tema que aqueja al Ombudsman ya que se siente responsable, por ser el defensor del pueblo claro está. Fue así que nuestro Defensor decidió ir en busca de aquella persona que osó abusar de su confianza. Prudente como es, incapaz de ser atrapado dos veces con la misma red, se dirigió a la llamada Plaza Francia. Esta vez, sin más dinero que unas monedas para la vuelta. Escondió su teléfono en la media y sin iPod. Solo sus nuevas llaves, un lapiz y papelitos ocupaban sus bolsillos. Un libro en la mano. Era de noche, pero cerca de