Se me vino la idea a la cabeza y la trabajé un poco. Basado en dos mitos, esto es lo que quedó:
Solían hacer lo que les decía.
Confiaban y creían en mis palabras,
mas no eran mías sino de los dioses.
De las revelaciones salía la verdad.
Prudente pues, era mi nombre.
Ayudar al pueblo era mi designio
y con gusto lo hacía, pues ese era mi rol en el mundo.
Poder adquirí gracias a mi don,
el cual gratuitamente me fue cedido.
Grandes favores realicé sin pedir nada a cambio
puesto que tenía todo lo que necesitaba:
la necesidad del pueblo.
Un día, un gran consejo me fue solicitado,
pues un gran problema aquejaba a aquel buen hombre
y un dilema se apoderó de mi.
Por vez primera dudé:
para ayudar debía revelar al mortal los designios de los dioses.
Olvidando de dónde venía mi poder cedí a la tentación de ayudar.
Los dioses se enteraron de la revelación,
imprecaron contra mi y contra mí lanzaron un anatema:
toda palabra que saliera de mi boca sería desoída.
Creyeron que la locura se había apoderado de mí y en soledad quedé.
Si bien creo que la locura es poder ver más allá,
así es como vivo ahora, en las ruinas que supe construir,
y con un extraño gusto en la boca que no me puedo quitar.1
1 El autor hace referencia al mito de Casandra.
Solían hacer lo que les decía.
Confiaban y creían en mis palabras,
mas no eran mías sino de los dioses.
De las revelaciones salía la verdad.
Prudente pues, era mi nombre.
Ayudar al pueblo era mi designio
y con gusto lo hacía, pues ese era mi rol en el mundo.
Poder adquirí gracias a mi don,
el cual gratuitamente me fue cedido.
Grandes favores realicé sin pedir nada a cambio
puesto que tenía todo lo que necesitaba:
la necesidad del pueblo.
Un día, un gran consejo me fue solicitado,
pues un gran problema aquejaba a aquel buen hombre
y un dilema se apoderó de mi.
Por vez primera dudé:
para ayudar debía revelar al mortal los designios de los dioses.
Olvidando de dónde venía mi poder cedí a la tentación de ayudar.
Los dioses se enteraron de la revelación,
imprecaron contra mi y contra mí lanzaron un anatema:
toda palabra que saliera de mi boca sería desoída.
Creyeron que la locura se había apoderado de mí y en soledad quedé.
Si bien creo que la locura es poder ver más allá,
así es como vivo ahora, en las ruinas que supe construir,
y con un extraño gusto en la boca que no me puedo quitar.1
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1 El autor hace referencia al mito de Casandra.
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