No sabría decir en qué momento del siglo XX comenzó a gestarse esta enfermedad. Tal vez en 1932 con la aparición de las boleteras, tal vez en 1994 con las expendedoras automáticas. Quizás en cualquier otro momento. Pero se sabe que los colectivos suelen acarrear diferentes personalidades que pueden presentarse juntas o no, a saber:
- El ciego: Persona no vidente que se le deja un asiento en el momento de acceder al vehículo para protegerlo de posibles golpes ocasionados por frenazos.
- La embarazada: Mujer embarazada (valga la redundancia) que no siempre liga un asiento, ya sea por cuelgue o maldad de los pasajeros o por miedo a preguntar si está embarazada o simplemente es gorda.
- La señora de las bolsas: Poco tiene que ver con el Hombre de la bolsa, por lo menos se sabe que hay en aquella, pero cuando se trata de la señora de las bolsas es un misterio. Nadie sabe qué lleva dentro de ellas, por qué las lleva y por qué se desespera por un asiento cuando podría sentarse en esas bolsas con forma de "puf".
- La señora con el/los nene/s: Otro misterio, nadie sabe de dónde vienen ni hacia dónde van, por qué son tantos, qué necesidad de hacer tanto ruido y cómo es que nunca se los ve en la calle. En ocasiones se les deja un asiento y ellas dejan al nene en el asiento... para que viaje parado en él.
- El buen samaritano: No es un hombre que vive cerca del Jordán, sino que es un hombre que se apiada de aquellas personas que no pueden viajar paradas y con voz imperativa mueve la turba para dejar un asiento. Suelen ser mujeres embarazadas las benefactoras de sus actos, algunas humilladas porque solo están gordas se sientan igual.
- La mala samaritana: Es una mujer vieja o gorda. O ambas cosas. Indignada porque nadie le dejó un asiento suele tomar el rol de vigilante y en cuanto ve a alguien que merece un asiento hace un escándalo para que le dejen un asiento al grito de "le pueden dar un asiento a la pobre señora por favorr??"
- El espacio para sillas de ruedas: ese extraño lugar sin asientos ocupado por gente parada, pocas veces ha sido ocupada por aquellas personas para las que les fue dedicado ese espacio.
- El Puentero: el buen joven que se ofrece de intermediario para sacar el boleto cuando uno no puede alcanzar a poner las monedas.
- El/La DJ: Es esa persona que musicaliza a todos ya sea con su teléfono o con sus auriculares y su incomprensible volumen.
- Buitres de asientos: son los que miran para todos lados en cada parada a la espera de que alguien se levante para tomar su lugar.
Finalmente se encuentra el tapón, la persona que considera que no es necesario dar "un pasito más al fondo", dejando apretados a todos los que suben detrás y haciendo creer al chofer que no hay más espacio, haciendo que siga de largo en otras paradas. Es una enfermedad grave, asociada al egoísmo y brutalismo de dicho enfermo. Muchas veces se le pide permiso pero niegan el favor diciendo que no hay lugar hacia dónde ir, aunque nosotros estemos viendo esos espacios abiertos, aunque sea evidente que sí hay lugar.
Por supuesto, tiene su opuesto: el desesperado por pasar. Muchas veces se genera un tapón pero por cuestiones que otros no pueden ver. Tal vez haya un pequeño delante que impida el paso, pero el desesperado no lo ve -o no lo quiere ver- y sigue su paso, se abre camino hacia el fondo en busca de ese oasis de espacio en el lugar de las sillas de ruedas.
¿Quién sabe cuántos otros personajes existen? Muchos faltan nombrar, como el apoyador, el que llama la atención a la madre que no hace nada para que su hijo deje de llorar, el vendedor, la señora que mete menos monedas y dice que metió todas para no pagar boleto, y la multifacética, despiadada, poco querida y aborrecida Vieja Chota . Pero ese no era el tema de hoy.
Comentarios
- Los que te quieren hacer participe de su apretada mañanera.
Mi abuela les diría: "Ustedes se están buscando los fideos".
:-D
que grande la abuela