Continuamos, luego de un receso, con la segunda parte de esta reflexión casi sin sentido alguno ya.
Está la bandeja de cartón, clara alusión a la inestable sociedad en la que el macumbero creció y en que vivimos. Una sociedad que es incapaz de sostener un modelo económico y que consume a las personas. Una sociedad que se desarma al mojarse.
Por último quedan los pochoclos. Uno de los elementos más malignos que existen. Pequeño granos de maíz dispuestos a estallar cuando el fuego de los infiernos lo alcance. El macumbero sabe esto y lo utiliza en cada oportunidad que tiene.
Camuflados en materia indefensa, fútil y hasta graciosamente podría decirse. Sin embargo su presencia en los ritos del macumbero siempre está presente.
Si bien está clara la naturaleza maligna del pochoclo para nosotros, el observador común se sentirá anonadado ante la presencia de estas pequeñas semillas del mal. Incluso me atrevería a decir que muchos científicos aun no lo tienen claro. ¿Por qué elegir el pochoclo y no otro elemento de mayor poder? ¿Por qué no utilizar cabezas de gnomos salidos de las cuevas del averno, o un diente del cancerbero? ¿O tomates rojos forjados con el calor de los abismos?
La respuesta , mis queridos colegas, es simple. No es fácil el acceso a estos elementos como al pochoclo, que si bien es caro en los cines, no lo es si vas uno a ver una película y recoge los que caen al piso.
El observador común es idiota. Está clarísimo el efecto que tiene el pochoclo al organismo cuando se ingiere en grandes cantidades (como cuando vas al cine). Está más que claro el peligro que trae consigo la semilla al acercarse al calor. Es tanto el peligro que demos encerrarlo en un recipiente metálico para resguardarnos del mismo. Conozco un caso de un colega que perdió su pelo por estar expuesto tanto tiempo al pochoclo durante una investigación.
Hasta aquí hemos visto bastante pero aun queda una pregunta. ¿Por qué? ¿Qué es aquello que impulsa o sugiere al macumbero a realizar tales actividades?
Durante años el Dr. Stregorweiner analizó a diferentes sujetes a través de la observación escondiéndose en un árbol hueco y llegó a la conclusión de que el macumbero hace esto por inseguridad.
El "trabajo" del macumbero es fácil, y se eligen muchas variables tales como el lugar, el tiempo, los ingredientes (aunque hay algunos fijos), la frecuencia, etc. El resultado es una falsa sensación de control y seguridad frente a su imposibilidad de dominar el mundo.
Muchas gracias.
Está la bandeja de cartón, clara alusión a la inestable sociedad en la que el macumbero creció y en que vivimos. Una sociedad que es incapaz de sostener un modelo económico y que consume a las personas. Una sociedad que se desarma al mojarse.
Por último quedan los pochoclos. Uno de los elementos más malignos que existen. Pequeño granos de maíz dispuestos a estallar cuando el fuego de los infiernos lo alcance. El macumbero sabe esto y lo utiliza en cada oportunidad que tiene.
Camuflados en materia indefensa, fútil y hasta graciosamente podría decirse. Sin embargo su presencia en los ritos del macumbero siempre está presente.
Si bien está clara la naturaleza maligna del pochoclo para nosotros, el observador común se sentirá anonadado ante la presencia de estas pequeñas semillas del mal. Incluso me atrevería a decir que muchos científicos aun no lo tienen claro. ¿Por qué elegir el pochoclo y no otro elemento de mayor poder? ¿Por qué no utilizar cabezas de gnomos salidos de las cuevas del averno, o un diente del cancerbero? ¿O tomates rojos forjados con el calor de los abismos?
La respuesta , mis queridos colegas, es simple. No es fácil el acceso a estos elementos como al pochoclo, que si bien es caro en los cines, no lo es si vas uno a ver una película y recoge los que caen al piso.
El observador común es idiota. Está clarísimo el efecto que tiene el pochoclo al organismo cuando se ingiere en grandes cantidades (como cuando vas al cine). Está más que claro el peligro que trae consigo la semilla al acercarse al calor. Es tanto el peligro que demos encerrarlo en un recipiente metálico para resguardarnos del mismo. Conozco un caso de un colega que perdió su pelo por estar expuesto tanto tiempo al pochoclo durante una investigación.
Hasta aquí hemos visto bastante pero aun queda una pregunta. ¿Por qué? ¿Qué es aquello que impulsa o sugiere al macumbero a realizar tales actividades?
Durante años el Dr. Stregorweiner analizó a diferentes sujetes a través de la observación escondiéndose en un árbol hueco y llegó a la conclusión de que el macumbero hace esto por inseguridad.
El "trabajo" del macumbero es fácil, y se eligen muchas variables tales como el lugar, el tiempo, los ingredientes (aunque hay algunos fijos), la frecuencia, etc. El resultado es una falsa sensación de control y seguridad frente a su imposibilidad de dominar el mundo.
Muchas gracias.
Comentarios